El egoísmo destruye mi familia.

Cuando comencé este blog, tenía algunos conceptos creados sobre la familia, conceptos transferidos de mi madre, de  mi propia familia y de mi pequeño círculo de conocidos a los que veía con la misma mirada ingenua con la que miraba puertas adentro de mi casa. Creía, confiaba, en que a pesar de las dificultades, éramos un par de personas adultas educando conscientemente a nuestros hijos y haciendo lo imposible para evitar la disolución.
No fue de un día para otro que nuestro matrimonio fracasó, provocando inevitablemente mucho dolor a nuestros hijos, pero siempre hay un momento preciso en el cual uno abre los ojos, y nunca más ve el mundo de la misma manera.
Puede que la infidelidad haya sido la bomba que detonó, destruyendo mi familia, pero no es la principal causante, soy consciente que existen otros factores previos que están presentes no solo en mi caso, sino en una gran mayoría de casos similares. El egoísmo, el individualismo, el hedonismo, son antivalores que hoy por hoy son muy comunes en muchas personas. Así mi necesidad es puesta sobre la del otro, algo totalmente opuesto a los valores que suponíamos priorizar cuando formamos una familia.
Nada es malo, no se vive la culpa, no se percibe el desapego, la indiferencia, hago todo lo posible para auto complacerme, por lo tanto¿ como podría amar a alguien realmente?
Mi familia ya no es lo que era, somos padres divorciados llevando a los niños con sus mochilas de aquí para allá, niños que incorporan personas nuevas, y simplemente conservan la ilusión de volver a ver a sus padres de la mano.
No puedo negar que una gran cantidad de tensiones desaparecen con la separación, uno solo tiene que pensar en sí mismo y en los hijos ¿No es acaso eso lo que anhelaba? Sin embargo, si hubiéramos sido más capaces de dar, y menos exigentes al pedir, seguramente disfrutaríamos de la familia que habíamos soñado cuando aún éramos jóvenes e ilusos.

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