¡Cada familia un mundo aparte!

Siempre he afirmado que cada familia es un mundo aparte, y con la experiencia de los años que van transcurriendo sin benevolencia , no sólo lo mantengo sino que lo reafirmo sólidamente.
Porque mientras el tiempo transcurre uno va conociendo distintos lugares, personas, familias, y entre un mate y otro, o en la interminable cola del banco, o en un viaje en taxi, o lo que sea, las palabras van y vienen , y alguna anécdota familiar escapa permitiendo ver un pantallazo de un particular mundo aparte.

Hace poco una señora de treinta y pico de años me contó como ponía los límites a sus hijos. Para mi sorpresa, cuando los niños estaban demasiado absortos frente al televisor como para atender sus reclamos, tomaba una tijera, y ( luego de desenchufar el televisor) cortaba el cable.Me pareció bastante cómico cuando lo relataba, pero luego de pensarlo creo que es terrible. No sólo era peligroso, sino una actitud destructiva que magnificaba su real impotencia.
Pero es muy común escuchar historias extrañas, porque la rareza consiste en la diferencia abismal entre estas y las propias.

-Los chicos deben entretenerse con algo...Dijo mi amiga ( si lees esto no te enojes jaja) A lo que asentí con seriedad.  -Por eso este verano encontramos como divertirlos, baldeamos el piso con agua con jabón, y los dejamos resbalar sentados de una punta a otra de la casa.( No pude menos que reír a carcajadas...).

¿Qué puedo decir de mi propia familia?
Estamos tan locos como todos, nos gusta mucho la tecnología así que un buen castigo es una semana sin compu ( para cualquiera). A veces parecería que los niños nos gobiernan, como bien decía mi hija mayor cuando yo estaba embarazada se su hermanito: - Yo soy la mamá de ustedes, el papá está en la panza.

Desearía tener un poco más de paz y silencio, pero sé que para eso falta mucho... Y cada vez que toco fondo, que siento que mi familia es un desastre, me pregunto que hay de esos otros mundos íntimos que se diferencian tanto del mio.

De preescolar a primer grado.

Atrás quedó la salita con nombre de fantasía, los constantes juegos, la merienda, las canciones que marcan el final de una actividad y el comienzo de otra, la seño de guardapolvo divertido y mirada dulce.El cambio de preescolar a primer grado no es nada sutil ni favorecedor,y para los niños puede resultar muy dificil  asimilar que esta etapa ha finalizado.

Seguramente los docentes de primer grado tratan de buscar estrategias para ensamblar una etapa con otra, sin embargo, son pocos los nexos de unión, ahora hay una serie de objetivos que cumplir y poco tiempo que perder.
En la familia se genera una gran expectativa, los padres están ansiosos por ver como se desenvuelve su hijo en la escuela primaria, y la mirada hacia él cambia, ha dejado de ser el pequeño que pasaba el tiempo que quería jugando, para ser ahora un alumno con responsabilidades.

Pero la evolución que esperamos no sucede de un día para el otro, sino que es en esta primera etapa una transición, un paso progresivo que debe respetarse.

Y lo fundamental para lograr que esta transición sea pareja y sin retrocesos, es que el niño pueda proyectar un camino alentador, que tanto padres como docentes manifiesten  los beneficios de esta nueva etapa, y se muestren tolerantes frente a  algunas actitudes propias de un niño de preescolar.

Mientras tanto los llantos, el dolor de pancita y la ansiedad pueden ser frecuentes síntomas de que el cambio es demasiado brusco.

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